Reclamar la ciudad, crear otros espacios: la ciudad de los umbrales (entrevista a Stavros Stavrides)

Reclamar la ciudad, crear otros espacios: la ciudad de los umbrales (entrevista a Stavros Stavrides)

Stavros Stavrides, profesor asociado en la Escuela de Arquitectura de Atenas, tiene una larga trayectoria en lo que a estudios de teoría del espacio y movimientos sociales se refiere. Viene a hablarnos de sus interesantes propuestas, desarrolladas en su libro “Towards the city of thresholds” (próximamente editado en castellano), y desde ahí darnos algunas claves para comprender cómo los movimientos sociales son capaces de crear espacios públicos que escapan al poder hegemónico.

Pregunta: Uno de tus intereses, tanto por tu inquietud académica como por tu activismo, es la creación de espacios autónomos en la ciudad. Dentro de poco tendremos la suerte de tener en castellano tu libro “Towards the city of thresholds”, en el que analizas algunas experiencias de este tipo, como la del parque ocupado Navarinou. ¿Qué podemos aprender de un movimiento como ese?

Stavros Stavrides: La idea de la ciudad de los umbrales es un intento de comprender las prácticas a través de las cuales el espacio realmente adquiere un significado diferente. Esto sucede así por el deseo, de las personas que participan en la práctica, de crear nuevas formas de compromiso y de encuentro social. Así es como comienza, y así es como yo traté de desarrollar, lo que quizá puede llamarse una teoría de los umbrales. Y20150303_155153 por supuesto, todo esto está relacionado con la ya larga discusión sobre el espacio como un factor activo de las identidades sociales. ¿Tenemos espacios que sencillamente imponen a la gente una identidad compartida, que definen los espacios de la gente convirtiéndose en la gran herramienta de producción social? ¿O quizá podemos pensar en espacios en los que la gente negocia entre identidades?
La idea es que esos espacios intersticiales son espacios definidos, no por una identidad social concreta, sino por negociaciones, por encuentros. Por esta razón yo trato de usar este concepto para comprender las tácticas colectivas de los movimientos sociales o las iniciativas que reclaman partes de la ciudad para sí. ¿Estaban estos movimientos (como el movimiento Occupy) sencillamente definiendo una perspectiva diferente del espacio o estaban creando otro tipo de espacio, otro tipo de espacialidad? En mi opinión, que lo que sucede en estos casos es que en la acción de reclamar la ciudad, de redefinir los límites del espacio público, es una producción de un tipo de espacio diferente, que redefine lo que significa compartirlo, lo que significa compartir las identidades. Y tiendo a pensar que, si los movimientos están en un momento de construir espacios abiertos, y al mismo tiempo creando sus propias reglas de uso como parte de su práctica, entonces estos espacios son más umbrales que enclaves. El concepto de enclave es comprendido como un espacio definido por un perímetro concreto, por un cierto tipo de usuarios, un espacio autorizado en cierto modo, si queremos verlo así.
Esta es la idea de la ciudad de los umbrales, y por ejemplo en el libro me centro en el experimento del parque Navarinou, un parking ocupado de Atenas, convertido en un parque a través de la participación de la gente del barrio. Yo participé en el proceso, y observé que lo que hacíamos no es simplemente definir un espacio ganado (este es nuestro espacio y lo gestionamos como queremos) sino que abríamos el espacio a un uso público, invitábamos a otros a contribuir, diseñábamos el espacio en un proceso colectivo en el que no teníamos la ayuda de expertos, como arquitectos o urbanistas, pero todos tenían su oportunidad de decir algo sobre cómo debía ser creado. Y este proceso está siempre creando umbrales, espacios intersticiales de negociación, y no áreas definidas y usadas de forma exclusiva.

Pregunta: A casi 4 años del 25 de Mayo de 2011 (ocupación de la plaza Syntagma), ¿qué supuso la ocupación para la creación de espacios comunes fuera del poder hegemónico? ¿qué ha significado ese hecho en la creación de nuevos movimientos posteriores?
Stavros Stavrides: La primera vez que experimenté esta situación increíble fue, creo, en la Plaza Syntagma, y empecé a imaginar la ciudad como un espacio de umbrales, a desarrollar este tipo de imaginario. Empecé a preguntarme cómo sería la ciudad si no fuera definida por diferentes enclaves y por prácticas definidas desde la autoridad, y entonces surge un continuo de espacios que aparecen como umbrales. Quizá esta ciudad debe ser nombrada más como una ciudad de umbrales que como una ciudad de enclaves, siendo esta última el modelo de ciudad dominante. Lo que veía frente a mí era una versión en miniatura de la ciudad de los umbrales. Syntagma no era un enclave que representara la alteridad, no era un enclave liberado. No, era un espacio abierto, poroso, creado a través de la contribución de grupos muy diferentes de personas que querían cosas distintas pero que convergían en un fuerte sentimiento de indignación.
En contra de las hostiles medidas de austeridad pero, al mismo tiempo, cada grupo o iniciativa tenía su propio espacio, su propia micro-plaza, en el que desarrollaba sus propias ideas y prácticas, como los bancos de tiempo, las guarderías, los centros médicos autogestionados o los centros de comunicación. Todas estas iniciativas contribuían a algo más grande que se centralizaba en la asamblea, aunque ésta no era el centro que regulaba todo alrededor, si no como un movimiento desde la dispersión a la centralización y viceversa, un movimiento continuo desde el centro organizado colectivamente, que irradiaba hacia las iniciativas más pequeñas y les daba la oportunidad de desarrollarse y no ser controladas de forma directiva. Así que este es el modelo de la ciudad de los umbrales, una práctica en la que se crea espacio público, y no una idea de enclaves o espacios definidos.
Produjo esto algo más aparte de la ocupación de la Plaza Syntagma? Quizá si, ahí tenemos las correspondientes experiencias en España, y después del movimiento de los indignados hubo esfuerzos de extender la experiencia a los barrios. En Atenas también, en las periferias, pero sólo a veces con buenos resultados, en los que había asambleas locales que mantenían el espíritu de la Plaza Syntagma. En otros casos hubo confrontaciones entre activistas, con discusiones de quién es mejor o más vanguardia, y hubo choques entre activistas anarquistas e izquierdistas… Pero uno de los legados más importantes de Syntagma han sido las iniciativas de supervivencia durante el periodo de la crisis. Hemos tenido cocinas comunitarias en muchos lugares de Atenas, o centros de apoyo médico para aquellos que no podían permitirse comprar medicinas o pagar a un médico.
Iniciativas solidarias para ayudar a las víctimas de la austeridad, como el apoyo a inmigrantes, pequeños centros sociales en los que se producían y difundían culturas alternativas, o una importante red de comercio sin intermediarios. Todas estas cosas son parte del legado de Syntagma y quizá, lo más importante, es que mucha gente se empapó de unas experiencias que no había tenido antes. Vieron que la solidaridad y la horizontalidad pueden crear condiciones para una vida mejor, no en términos de su valor ideológico sino en términos de vida real, de vida cotidiana. Esto es parte de una permanente resistencia a las medidas de austeridad que, incluso, permanece cuando otras formas de resistencia como las huelgas o las manifestaciones masivas son brutalmente reprimidas por la policía y el gobierno y provocaban desilusión en la gente pero, al menos, podían apoyar estas redes de solidaridad que les hacían seguir adelante en un periodo muy difícil.

Pregunta: ¿Ha sido Syntagma, en cambio, una semilla para la victoria electoral de la izquierda? ¿Cómo se relaciona Syriza con la plaza Syntagma?
Stavros Stavrides: En primer lugar, esto es algo que acaba de suceder y nadie está realmente seguro de qué es lo que va a pasar a continuación. La victoria de Syriza en las elecciones es un evento reciente y tenemos mensajes opuestos sobre cómo va a ser el periodo siguiente. Los miembros y activistas de Syriza estuvieron presentes en la Plaza Syntagma, apoyaron las iniciativas, no fueron en contra del acontecimiento. Sin embargo otras partes de la izquierda, como por ejemplo el movimiento anarquista estaban expresamente en contra de Syntagma y acusaban el movimiento de liberalismo y de reformismo… una discusión que se repite en todas partes.
Syriza no es el resultado de la ocupación de la Plaza Syntagma, como de alguna forma puede serlo Podemos (aunque haya una gran discusión en esto), Syriza preexiste a Syntagma, pero sí creo que Syriza trata de establecer una conexión con Syntagma. En este sentido, después de la supresión de la ocupación, de la destrucción de varias formas de acción a través de la represión y por confrontación directa con el gobierno, después de la creación de una atmósfera de pesadilla en Gracia, en la que la mayoría de la gente pensaba que no podía hacer nada más para que las cosas cambiaran… Sí, algunas de esas personas pensaron que la única forma de salvar algo era votar por este partido, y quizá crear posibilidades de movimiento en un ambiente menos difícil socialmente.
Para decirlo en pocas palabra, Syriza fue votado no para traer a la izquierda al poder, no para una transformación anticapitalista de la sociedad. Syriza fue votado por los griegos para levantar barreras que frenen la destrucción del país y de la gente de este país. En este nivel, Syriza es más o menos el resultado de una ilusión de tener influencia en lo que pasa en el país cuando el resto de opciones están bloqueadas. ¿Es este un gobierno de izquierdas? Yo no estoy muy seguro de ello, ni siquiera ellos se reclaman a sí mismos como un gobierno de izquierdas, sino como un gobierno creado en situación de emergencia. Han hecho acuerdos con un pequeño partido de derechas, hacen sus propuestas, negocian honestamente y luchan contra las élites europeas dominantes, pero por otro lado han establecido límites a lo que van a hacer, y no me refiero a los límites que otros les imponen. Tienen el voto para lo que se refiera a democracia, medidas progresistas y medidas anti austeridad. No es un voto que surja de la izquierda o de votantes anticapitalistas. Así que, bueno, esto es lo que hace Syriza y lo están haciendo con todos sus esfuerzos, y confío en que quieren hacerlo.

Entrevista realizada por Elvira Mateos e Israel García

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