Gentrificación en Sofía

Por Stoyanka Andreeva Eneva, licenciada en Antropología social y cultural, y actualmente cursando máster en Antropología de orientación pública. Sus intereses principales dentro de la antropología urbana son la  gentrificación, la arquitectura participativa y la construcción de la interculturalidad en la ciudad.

¿Son incompatibles centro y mercado tradicional?

El mercado central ¨Gueorgui Kirkov¨, que data de la segunda mitad del s.19, es el mayor y más antiguo mercado de abastos en Sofía. Es una mezcla entre mercado cubierto, puestos al aire libre, kioscos y tiendas ubicadas en los edificios cercanos. Se venden sobre todo frutas y verduras, pero también hay carnicerías, puestos de comida preparada y mercadillo de ropa. En agosto de 2013, después de años de presión mediática y  un tímido intento de debate urbano y público, el mercado se cerró para hacer una remodelación a gran escala que incluye la construcción de edificios nuevos y la creación de zonas verdes. La superficie dedicada a los puestos de venta sería mucho menor y en el espacio que queda vacante se abrirán restaurantes y tiendas de artesanía.

Pero la elección entre conservación, reforma o derribo del mercado no es solo una cuestión que atañe al pequeño comercio. Se trata de un conflicto entre la ciudad existente y la ciudad deseada y entre distintos actores sociales cuyos intereses parecen irreconciliables. Esta situación nos insta a preguntarnos sobre el tipo de ciudad que queremos y a quién pertenece su centro – ¿a los que residen en él, a los que trabajan ahí, compran o están de paso? En el caso de Sofía, ¿se trata de una batalla entre Oriente y Occidente por el centro?

La amenaza imaginada

    Desde el 2009 la presencia del mercado en los medios de comunicación y en los discursos de algunos políticos fue aumentando. Con muy pocas excepciones no se trata tanto de informar sobre el mercado, sino de denunciar su existencia y crear una imagen de inseguridad y contaminación. Se apela a ¨domesticar¨ la zona, a borrar el mercado del mapa de la ciudad y construir algo que represente a Sofía como capital europea.  Unos de los términos que más se repiten para construir una imagen de la ciudad deseada son ¨ civilización ¨, ¨futuro ¨, ¨Europa ¨, mientras la realidad se describe con ¨Oriente¨, ¨ pasado¨ o incluso ¨gitanización¨.

Se hicieron propuestas para desplazar definitivamente a los comerciantes hacia barrios periféricos porque no encajaban en  la nueva visión del centro y el modelo de conducta y consumo que impondría. Se estigmatizaron tanto los vendedores (insultos xenófobos, acusaciones de estafar vendiendo productos en mal estado), como los clientes (egoístas que solo buscan mercancía barata y no una ciudad más bonita, ingenuos que no se dan cuenta que les engañan), se creó una imagen del mercado como un lugar anticuado que ha perdido su razón de existir. La clave del éxito de este discurso, según el antropólogo N. Venkov es saber convertir intereses particulares en un problema social y convencer que la iniciativa de cierre del mercado es importante y justa para todos los ciudadanos.

¿Cómo es el mercado?

La situación geográfica del mercado y el hecho de que no haya sido reformado durante décadas lo sitúan en una encrucijada entre tradición y modernidad, centro y periferia, pobreza y recursos para superarla. Estos conflictos construyen una imagen contradictoria y dividen las opiniones sobre el futuro de la zona. El mercado en su aspecto actual no es simplemente un lugar para comprar, es también símbolo de determinados tipos de consumo, comercio y relaciones sociales. Y precisamente por ello tiene un grupo de adversarios cuyo argumento principal es que el centro de la capital debería tener una imagen diferente. El proyecto de remodelación pretende construir un nuevo concepto de centro histórico y turístico donde el shopping como muestra de estatus prima sobre la necesidad de comprar de forma tradicional y barata. Así a través de un cambio en la arquitectura y el tipo de comercio en la zona se busca atraer a un nuevo tipo de consumidores, de clase social y poder adquisitivo más altos y para quienes el consumo es parte de la construcción y refuerzo de su identidad.

¿Cómo se gentrifica en Sofía?

Hay una serie de características que permiten identificar los procesos por los que está pasando el mercado como un caso típico de gentrificación : la previa degradación de la zona y la esperada subida del valor de la vivienda, el discurso sobre el barrio como una selva urbana que tiene que ser domesticada y reconquistada o el desplazamiento inminente de personas con pocos recursos que trabajan en el mercado y/o viven en la zona, sin olvidarse de los clientes que también se verán afectados y obligados a buscar otro lugar donde adquirir productos baratos.

Pero el caso de Sofía tiene también aspectos específicos. En primer lugar se trata del comportamiento de un grupo de propietarios en la zona donde está ubicado el mercado. A diferencia de muchos casos donde entre los residentes surgen estrategias de resistencia a la gentrificación como un proceso invasor que borra la tradición y el tejido social de la zona, en Sofía la gentrificación es deseada y esperada. Los propietarios no solo creen que convivir con el mercado renovado mejoraría su calidad de vida sino también exigen al Ayuntamiento hacer inversiones para que sus viviendas suban de precio. Se ha creado un grupo de acción ciudadana que presiona a las autoridades locales con innumerables  peticiones, declaraciones y recogidas de firmas desde 2009 y, en gran parte, es merito suyo que el proyecto de remodelación salga adelante. Esta es la segunda característica peculiar de la gentrificación descrita: ser impulsada y acelerada  ¨desde dentro ¨, siendo el principal motor de cambio la asociación de vecinos ¨Renacimiento ¨.

El perfil de los miembros de la asociación también es inusual. No se trata de jóvenes representantes de la ¨clase creativa¨, sino de gentrificadores jubilados. El núcleo de la asociación se compone de médicos, ingenieros o catedráticos que suelen hablar en público o con la prensa para defender su derecho a residir en un lugar seguro y agradable. Aparte de ser propietarios, su estatus de intelectuales les otorga un derecho moral a definir lo que es bueno y/o justo para la ciudad. Ellos proyectan una imagen del centro de Sofía como un espacio reservado para la élite, además de una zona escaparate que represente a una ciudad-marca.

Sin embargo, al ceder ante su presión, la ciudad pierde su función más importante:   ser para todos.