El movimiento por la vivienda ante un nuevo desafío
“Muchos de los que aparecen por allí les conocemos del 15M,
de las distintas mareas, de la PAH. Siempre me gusta verlos,
pero como en las viejas películas de miedo, luego pienso:
Ok, pero si estamos aquí todos dentro, ¿quién se ha quedado fuera vigilando la puerta?”
Blog: Saltando a la Pata Coja
El pasado mes de octubre tuvo lugar en el C.S. La Villana, en el barrio madrileño de Vallecas, unas jornadas de debate sobre el movimiento por la vivienda. Estas jornadas fueron organizadas por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Vallekas con el objetivo de abrir el dialogo sobre del rol del movimiento por la vivienda ante el nuevo proceso electoral que se abre en el Estado español con las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015.
Este proceso electoral se va a desarrollar en unas condiciones diferentes a las de anteriores procesos electorales debido a varios factores. De entre todos los factores destacaría; la posibilidad real del fin del bipartidismo, característico del sistema político español emanado del Régimen del 78, y la emergencia de candidaturas ciudadanas municipalistas, surgidas del calor de las asambleas barriales y de las mareas en las calles. Estas candidaturas lo hacen con el objetivo de iniciar un proceso de regeneración democrática y de implementar nuevas políticas públicas que recojan las demandas de los movimientos sociales y de la ciudadanía, con y sin papeles. Cierto es, que no todos los movimientos sociales apoyan o promueven este asalto a lo electoral, pero sí un importante número de activistas y participantes de esos movimientos sociales están involucrados en los diferentes espacios de confluencia ciudadana que buscan dar el salto a lo institucional.
Esta confluencia ciudadana que pretende ser un espacio “en el que participan ciudadanas y ciudadanos, personas de movimientos sociales, partidos y colectivos” (Manifiesto de Ganemos Madrid) ha abierto el debate en el interior del movimiento por la vivienda respecto al rol que debe jugar en este nuevo proceso, político y social, abierto. Este debate iniciado en el seno del movimiento gira en torno a dos ejes o etapas: el primer eje responde a la relación entre el movimiento y las nuevas candidaturas ciudadanas hasta las elecciones de mayo y, el segundo, a los mecanismos de control y vigilancia que deben desarrollar los movimientos sociales, ante un posible escenario post-electoral en el que lleguen al poder los nuevos partidos o candidaturas ciudadanas municipalistas.
El movimiento por la vivienda se caracteriza, al menos en este último ciclo de movilización iniciado tras el 15M, por la autonomía de sus espacios respecto a las instituciones públicas y privadas, por su apartidismo, por la generación de procesos de empoderamiento colectivo y por la auto tutela de derechos, principalmente, los relacionados con el derecho a la vivienda digna. La participación y la capacidad de movilización a escala barrial del movimiento ha sido una de las principales claves de su éxito en la paralización de desahucios y en conseguir que sus reivindicaciones estuvieran siempre presentes en la agenda y en el debate público. Al mismo tiempo, la continua negativa de las diferentes administraciones locales, regionales y nacionales a aceptar las demandas del movimiento por la vivienda (recordemos el rechazo a la ILP presentada por la PAH y otros actores sociales) no hizo sino potenciar la legitimidad de las acciones y la movilización social del movimiento. Por lo tanto, se puede afirmar que existe una relación con las instituciones públicas pero no una negociación con ellas, en el término estricto del término.
Al mismo, el proceso municipalista está generando, en lugar de una potenciación de la participación ciudadana y de la efervescencia social, una canalización de la protesta hacia las instituciones, encauzando el descontento popular dentro de los límites del marco institucional. Las expectativas generadas por la posibilidad de “tomar el poder” está produciendo un trasvase de activistas de los movimientos sociales hacia estos nuevos espacios ciudadanos. Se podría decir que se está iniciando una especie de “jerarquización” de las luchas donde se prioriza todo aquello que sirve para la futura “toma del poder”. Esto supone que el movimiento por la vivienda se enfrenta a un gran desafío que se podría resumir en tres aspectos importantes: la desmovilización social, la pérdida de atención social y mediática y el intento de acercamiento de los diferentes partidos y candidaturas ciudadanas para conseguir el apoyo del movimiento por la vivienda (PAH Vallekas, 2014).
Cómo responder a este desafío al que se enfrenta el movimiento por la vivienda es la pregunta. ¿Las respuestas? Tendrá que buscarlas el propio movimiento. Aquí van algunas conclusiones que salieron de las Jornadas de debate Orientaciones 2015—Contratos PAH de las que hablamos al principio de este artículo.
Israel García, politólogo, investigador de Contested_Cities y activista de PAH Getafe
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