Construyendo barrio desde el mercado: entrevista al proyecto “Mercado Habitado” de Lavapiés

Construyendo barrio desde el mercado:  entrevista al proyecto “Mercado Habitado” de Lavapiés

A principios de este año un grupo de activistas de muy diversa formación comienzan a llevar a cabo un proyecto en el corazón del Mercado de San Fernando, en Lavapiés. La preocupación por el presente y el futuro del mercado les incita a unirse y poner sus conocimientos en arquitectura, geografía o sociología (entre otras) a trabajar por mejorar uno de los espacios  fundamentales para el barrio.

Activismo y mercado de abastos son dos conceptos que no se suelen encontrar juntos, de ahí que el carácter de este proyecto sea tan experimental y sugerente. Desde el centro de operaciones (el Puesto En Construcción, http://puestopec.blogspot.com.es/ ) la reflexión sobre la propia práctica es constante. ¿Cómo reflexionar, de forma colectiva, sobre el mercado de abastos que existe? ¿Cómo fomentar el diálogo para la imaginación de otros modelos posibles? ¿Cómo ponernos manos a la obra para conseguirlo?

Su práctica cotidiana se basa en la investigación y la interacción con el barrio, en una constante ida y vuelta. En esta entrevista nos hablan de su quehacer cotidiano, abriendo una grieta que posiblemente sea el comienzo de una reivindicación ciudadana venidera: la de poner en valor el mercado de abastos como servicio público.

 

En la inauguración del proyecto Mercado Habitado os presentasteis como una propuesta simultánea de investigación y de acción. ¿Cómo surgió un proyecto de este tipo para un mercado de abasto?

Pablo: Proyecto de investigación y de acción porque el mercado es un sitio donde llevamos actuando y aprendiendo ya unos años, y en esta fase estamos intentando acercar al grupo que estamos trabajando a ciertos perfiles que hicieran que la metodología que estábamos usando fuera un poco más certera, más dirigida. Y los intereses de esas personas eran especialmente hacer investigación sobre lo que estaba sucediendo, y por eso lo llamamos así. Sobre todo era un poco en reacción la propia convocatoria, que era para proyectos de investigación y creación (artística) y nosotros declaramos las intenciones desde un principio, no somos creadores artísticos ni culturales, sino que actuamos, somos activistas.

Y ¿cuáles son los principales objetivos de Mercado Habitado?

Pablo: Pues más o menos los que están dibujados en la convocatoria eran situados en el contexto de los mercados municipales de Madrid a 2015, y eran alguna pregunta, por ejemplo: ¿cómo se puede explicar un mercado de abastos como servicio público a día de hoy en Madrid? Y por otro lado, ¿qué tipo de objetivos o proyección podría tener la única institución pública que hay en la ciudad vinculada con el consumo y el comercio de comida? Nos parece un territorio de oportunidad para investigar y actuar en esa cuestión.

Algunas y algunos de vosotros lleváis tiempo trabajando con el puesto PEC, dentro del Mercado de San Fernando, lo que sin duda os ha ayudado a conocer las dinámicas que aquí se dan. De la historia particular del mercado, ¿qué nos podéis contar?

Manu: El mercado de San Fernando lleva abierto unos sesenta años o así, es uno de los mercados del barrio que empezó siendo una plaza pública, que después se cubrió. Cuando nosotros nos incorporamos al mercado como socios de la asociación, como mercaderes, el mercado tenía abiertos la mitad de los puestos que tiene ahora, unos diez o quince. En ese contexto entramos nosotros, en un mercado que había sufrido un intento de las grandes superficies de entrar y establecerse allí, mercaderes que habían dado por terminado su negocio, la planta de arriba había una parte ocupada por un centro de salud y otra con un proyecto de un restaurante que parece que no va a llegar a buen puerto… Y así entramos, con la idea de volver a dotar al barrio otra vez de recuperar esa vocación de servicio público y de intento de que el mercado no cerrara. En principio con actividades que no eran exactamente las que siempre habían estado en el mercado (aunque siempre había habido servicios como reparadores, peluquerías o cerrajeros) pero con proyectos un poco… diferentes. Y lo que ha pasado hasta ahora es que no se ha mantenido un equilibrio entre el comercio tradicional y los proyectos emergentes. Este es un poco el objeto de nuestro proyecto, el impulsar esa realidad e intentar forzar en qué medida el mercado puede ser compatible con otro tipo de usos y de actividades comerciales y culturales. Que son esas tres patas que hemos pensado siempre: el comercio de abastos, la cultura y el ocio, tiempo libre y socialización como plaza pública. Y el puesto PEC ocupa un lugar en eso como un contexto, como nuestro punto de vista y sala de mandos desde donde vemos todo, y al mismo tiempo como agentes haciendo intervención y participación en la vida del mercado. Y en este momento también como investigadores y actores. Intentando forzar la realidad para ver hasta qué punto podemos volver a potenciar esa vocación de servicio público.

Laura: El PEC También es un espacio de defensa de los mercados. Nosotros a día de hoy no estaríamos en un mercado si no nos lo planteáramos como hacemos continuamente, qué pintamos en un sitio que no es la idea que nosotros teníamos de mercado a día de hoy. Es como una lucha de intentar mantener la idea, o reinventarla, pero de una manera que funcione mejor que lo que hay ahora. No acaba de encajar el descontrol del fin de semana con el vacío de la semana.

Manu: Que el PEC esté en el mercado no es casualidad. Cuando entramos en el mercado lo hicimos conscientemente, no sólo porque nos gustase el espacio, sino porque era un poco el contexto de lo que en ese momento nos interesaba a una parte de los que entrábamos allí. Y ahí seguimos, intentando más entender qué está pasando que intentar cambiar (¡que también!).

Me llama la atención que el término “defensa” aparece constantemente en boca de personas con diferentes posiciones e ideas sobre los mercados. Parece que desde fuera del mercado llama la atención que lo que parece que diferencia son las experiencias de autogestión, y no sé si esto puede tener que ver con una defensa: ¿Qué consideráis “defender” el mercado?

Pablo: Cuando entramos al mercado participábamos de la Plataforma en Defensa de los Mercados de Abasto, y yo recuerdo una conversación sobre si poner en ese título “tradicionales” o no. Yo creo que en los relatos que vamos usando, cuando empezamos a trabajar aquí pretendíamos la defensa de los mercados tradicionales y ahora después de una cierta experiencia yo creo que lo que estamos defendiendo es un territorio para experimentar, que es algo diferente. Yo creo que los mercados de abasto tal y como son ahora en Madrid, y tal y como es San Fernando, un mercado en transformación, no es tradicional, pero sigue siendo un espacio a defender como territorio de experimentación. También es verdad que a través del aprendizaje hemos visto que la evolución de los mercados no ha sido uniforme. Lo que conocimos nosotros es cómo se configuraron los mercados de abasto en los años cincuenta, cuando empezó a trabajar la figura del comerciante intermediador. Antes de eso los mercados estaban habitados más por productores, había menos mediación. De hecho incluso cuando decimos “tradicional”, es un modelo que tiene muy pocas décadas. En esa defensa también nos hemos mezclado con la gente que ha trabajado en el mercado de San Roque en Quito, y que de alguna forma ese arraigo en lo urbano se ve, y los mercados, por un cúmulo de situaciones articulan ese arraigo.

Laura: Y que el mercado es un servicio público, y es interesante pensar que el suelo del mercado no tendría que intervenir la especulación, y se debería poder desarrollar proyectos que no se pueden fuera. Y creo que el hecho de que mucha gente venga de la autogestión creo que hace que la gente tenga ideas parecidas y se pueda hacer una comunidad y una defensa más potente.

Pasillo. Mercado de San Fernando. Foto: Ana María Marrero

Manu: La idea de defensa significa que hay un “ataque” o algún tipo de agresión o violencia contra los mercados. Hablar en esos términos viene de la experiencia de otros mercados de Madrid, que o bien han desaparecido y el suelo se ha utilizado para construir otra cosa, o bien se han convertido en otra cosa que no tiene nada que ver con un mercado de abastos, por ejemplo el innombrable (San Miguel) o el mercado de San Antón… que son centros de ocio hostelero o culinario. A mí me encanta cocinar y la comida rica pero la pregunta es, ¿es necesario que esos espacio de ocio hostelero sustituyan a una dotación pública? Esa es la dinámica en la que se habla de defensa, en la sustitución de un servicio público por un servicio privado de venta de servicios gourmet (de los que no tengo nada en contra, si acaso el precio).

Sobre los proyectos de autogestión es el debate que tenemos en el mercado: la diferencia es que nos encontramos con un montón de proyectos que ahora le llamamos autogestión pero en tiempos de nuestros padres era poner un negocio o una tienda. A mí eso me merece el mayor de los respetos, obviamente es lo que todos buscamos, poder vivir del trabajo propio dignamente. Pero la pregunta es la misma: ¿esto tiene cabida sobre la idea de lo público que nosotros defendemos, de abastecimiento de producto fresco, de calidad y barato? Ahí está la disyuntiva. Muchos de los proyectos del mercado son esos proyectos distintos, que no son de abastecimiento de ese tipo, y la pregunta es si tenemos cabida dentro de este espacio. Y ahí está la experimentación: ver la tensión entre lo que es posible o no dentro del mercado.

En vuestra opinión particular, de esta dinámica de declive y abandono de mercados como servicio público, y promoción para el turismo y gente con poder adquisitivo más alto… No sé si pensáis que todos ellos puedan englobarse en la misma dinámica de renovación o gentrificación…

Pablo: Yo creo que eso está pasando especialmente a algunos mercados del centro de Madrid. Seguramente no es algo que le esté pasando a los mercados, sino a los barrios del centro de Madrid. Yo no sé si en mercados de otros territorios hay ese tipo de identificación de que lo que pasa fuera se cataliza dentro del mercado, pero no creo que sea la gentrificación gourmetizadora un estándar en todos los mercados. Yo creo que eso sucede en algunos territorios en concretos, y en Lavapiés están confluyendo un montón de cosas alrededor, que para explicar lo de dentro necesitas saber qué pasa en la superficie comercial de todo el barrio.

En ese sentido, en este caso nos encontramos en un barrio muy complejo, que se considera dentro del centro de Madrid, y que está pasando por cierto proceso de gentrificación, y que tiene un carácter especial (migrante, participativo…) ¿De qué forma creéis que influye esto en el Mercado de San Fernando?

Pablo: Hay un ángulo para explicar eso, que tiene relación con un momento cercano a cuando entramos en el mercado. Hay una diferencia entre el antes, cuando quería entrar Carrefour (que antes de ayer acaba de abrir 24 horas al día 265 días al año en la plaza de Lavapiés, el único de España que abre así). Si esa gente hubiera entrado en el mercado de San Fernando hubiera sido una cosa. Como esa entrada fracasó, que aún está por analizar porqué, sucedió un vacío, y un llamamiento desde la asociación a la gente que estaba cerca, y ese montarse un negocio fue una iniciativa de muchos que en amplia mayoría vivían en el barrio. De alguna forma esa composición, esa identificación de que lo que pasa fuera pasa dentro tiene que ver con eso. Si hubiera entrado Carrefour esto se habría dado con mayor dificultad.

Manu: Y sobre la procedencia o la diversidad cultural sí que hay un detalle que nos llamó la atención, y es que a finales de los noventa hubo un montón de gente migrante que tenía negocios en el mercado, pero en esta segunda oleada en la que hemos estado nosotros se nota una falta, una ausencia de gente migrante, cuando en realidad sobre el papel las condiciones son buenas. Y esa es una pregunta que nos planteamos, cómo incorporar en la dinámica del mercado a personas de otras procedencias.

Pablo: Hemos intentado entenderlo. Hay muchas fruterías alrededor del mercado, muchas regentadas por bangladeshíes, y con la confianza de comprarles habitualmente les hemos preguntado por qué preferían estar en la calle si las condiciones del mercado eran favorables. Y no, las respuestas nunca eran del todo claras. Temas de horarios, de la composición, algún relato de que los comerciantes mayores tenían comportamientos racistas… Luego preguntando en la carnicería halal de la calle Tribulete, también había una cuestión de rechazo del alcohol. Hay una reacción múltiple de ver el mercado como algo ajeno.

Volviendo a las actividades propias de Mercado Habitado, cuando he llegado os he encontrado en faena cortando madera y ensamblando… ¿qué estáis haciendo?

Laura: Hemos desarrollado un mobiliario para el Mercado de San Fernando, que se ha utilizado madera reciclada de Banco Madrid, se hizo una solicitud y como se trata de un proyecto para un espacio público y sin ánimo de lucro, nos cedieron la madera. El objetivo de este proyecto es abrir un proceso participativo para reflexionar sobre los espacios comunes. En esta primera fase se hizo una llamada a colaboradores y se presentaron veinticinco personas. Y en el caso de FAVLAB no se podía meter a tanta gente, y se tuvo que hacer una selección de cinco personas. Un FAVLAB es un taller que se trabaja con maquinaria controlada por ordenador, por lo que implica cierto conocimiento de ordenadores o ganas de aprender. Y lo que hemos hecho es conocer primero la maquinaria y luego analizar bien los espacios, porque la gente que venía de fuera no conocía el mercado ni las situaciones que pasaban dentro. Hicimos varias visitas al mercado y fuimos analizando siete espacios donde se podía colocar este mobiliario. La solución que se dio fue un banco y una mesa que puede servir para el fin de semana para el momento de caña y comida, y al mismo tiempo también puede servir como un banco para la gente mayor que está comprando entre semana. Y nuestra idea más fuerte es hacer puestos en espacios comunes, con la idea de que pueda haber más actividad entre semana, y alquilarlos a productores y hacer puestos en las calles del mercado.

Pablo: La segunda fase prevista es para hacer mobiliario en un taller en el mercado, en el que se han implicado un buen número de comerciantes y algunos vecinos carpinteros que querían echar una mano. Para hacer mobiliario con madera recuperada de la basura y sin aporte de metal o cola. Hacer el taller hubiera permitido alcanzar los mil metros cuadrados de zonas comunes para hacer este tipo de amueblamiento, que diera pie a poder multiplicar la economía del mercado. Si ahora hay cincuenta y cinco puestos fijos de comerciantes modelo años sesenta, en esta configuración podía aparecer hasta ochenta metros lineales más de exposición de producto para que se usaran puntualmente o temporalmente a lo largo de la semana o del año. Esta parte digamos, analógica, está un poco en suspenso porque hay una dificultad de entendimiento con la asociación de comerciantes para desarrollar este proyecto. Está en la recámara, ya no para acompañar el proceso de construcción física de los muebles pero sí para seguir proponiendo líneas en el sentido de modos de uso de esos espacios comunes.

Laura: Al final el trabajar en temas de autoconstrucción genera empoderamiento, y es una buena manera de abrir el proceso del mercado al barrio. Una de las ideas más potentes del proyecto es abrir el mercado al barrio y hacer un proceso participativo para reflexionar sobre el modelo de mercado. Es una manera sencilla, trabajando con herramientas, de meter el pie y abrir la grieta.

Manu: Todo esto parte un poco de la idea de que algo de lo que puede salvar de esa agresión o influencia externa que haga desaparecer el mercado, es recuperar la cohesión entre los mercaderes más allá de compartir el espacio comercial. Entender el espacio como propio, de juntarse en los años ochenta para defenderse contra el primer súper que se abrió, o contra las subidas de precios o de impuestos. Construir algún tipo de cohesión. Ese taller pensamos que era una buena idea para implicar a la gente en una causa común.

Y para terminar, ¿cómo os imagináis el Mercado de San Fernando de aquí a dos, cinco años?

Pablo: Trabajamos con la hipótesis de que con nuestro trabajo continuaba la asamblea de la asociación de comerciantes, que hemos intentado (e incluso conseguido a veces) una cohesión y un espacio de apoyo mutuo, pues siempre trabajamos con la intuición de que no estaba en los comerciantes la respuesta a una nueva forma de ver el mercado. Trabajamos con la intuición de que son los vecinos (consumidores y no consumidores) los que pueden tener esa capacidad creativa de visualizar el mercado que necesitan. Entonces como respuesta a eso yo creo que el nuevo Mercado de San Fernando lo imaginamos, y tenemos la voluntad de contarlo, pero sabemos positivamente que no está en nuestra mano solamente, ni en la de los comerciantes, sino en la de los vecinos, que exijan los territorios para consumir de otra forma. Si no, investigaremos mucho pero actuaremos poco.

Manu: Hacia adentro es un poco la idea del relevo, de qué va a pasar con la gente que está al límite de la jubilación, qué va a suceder cuando se vayan, y paralelamente en qué medida va a haber una incorporación de los vecinos a la realidad del mercado. No hay respuestas, más bien hay preguntas sobre qué va a pasar.

 

Han participado:

Laura Casanova Colvée

Manuel Cifuentes

Pablo García Bachiller

Guión y entrevista:

Elvira Mateos Carmona

 

* Foto de portada: Juan Carlos Quindós de la Fuente.

* Mercado Habitado es un proyecto seleccionado del programa “Una Ciudad, Muchos Mundos” (2015-2016) dentro de Intermediae Matadero.

Para más información puedes escribir a oficina@urbanismosocial.org o consultar su Facebook (Oficina de Urbanismo Social)

 

 

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