Carlos Vainer: “Estamos asistiendo a una política de ocupación militar de los barrios populares”
Entrevista realizada por Israel García-Calderón y Elvira Mateos miembros de la red Contested_Cities.
Carlos Vainer es sociólogo, economista y Doctor en Desarrollo Social y Económico por la Universidad de la Sorbonne (París). En la actualidad, es profesor del Instituto de Planeamiento Urbano y Regional e investigador en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). En una visita a Madrid en Contested_Cities tuvimos la oportunidad de preguntarle por los procesos de transformación que se están desarrollando en la ciudad de Río como consecuencia de los mega-eventos que la ciudad brasileña está acogiendo desde 2014. También nos hablará de las resistencias surgidas a raíz de convertir la ciudad en una mercancía para la acumulación de capital.
Contested_Cities (CC): En Río, en la actualidad, se está produciendo un proceso de transformación de la ciudad muy acelerado debido a mega-eventos, como ha sido la Copa del Mundo 2014 y como serán los Juegos Olímpicos de Río 2016. ¿Cómo se está llevando a cabo este proceso de modernización de la ciudad y cuáles son sus ejes principales?
Carlos Vainer (V): La transformación de la ciudad tiene como ejes, por un lado, el proceso de privatización de los espacios públicos, de los servicios públicos y por otro lado la conversión la ciudad en un gran negocio. Este proceso, que se inició hace 20 años con un gobierno de derechas, empezó a promover una transformación del concepto mismo de ciudad y adoptó la idea de que lo que debe dirigir una ciudad es la competición entre ciudades y que estas, en consecuencia, deben ser gestionadas como si fueran grandes corporaciones. Esta transformación de la ciudad de Río se basó en el “modelo Barcelona”, es decir, en esa idea de ciudad que compite en el mercado mundial de ciudades para atraer capitales, turistas y eventos.
El primer plan estratégico, que fue realizado con la asesoría catalana con Jordi Borja a la cabeza, apunta la idea de que Rio era una ciudad con vocación olímpica. Los catalanes también hicieron la consultoría para la primera candidatura de Río para acoger unas olimpiadas. Esa primera vez no ganamos, sin embargo, tuvimos la mala suerte hacerlo más adelante.
Este modelo de ciudad implementado en Río (y Barcelona) significa, en realidad, entregar la ciudad al negocio, hacer de la ciudad un gran negocio y producir una nueva estructura institucional y legal que viabiliza lo que se llama la flexibilización de la planificación urbana de manera que se puedan aprovechar las ventanas de oportunidad creando una legislación adecuada a las necesidades del capital. La ciudad deja de ser solamente el escenario de la acumulación de capital para transformarse en objeto concreto del proceso de valorización. Los responsables son las coaliciones de poder que se construyen al interior para soportar y apoyar los procesos de transformación de la ciudad. En mi opinión, la transformación empieza con la propia modificación de la concepción de ciudad y con el cambio en la concepción de la relación Estado/ciudad/sociedad/capital.
En este sentido, las transformaciones en los conceptos de planificación e intervención pública, en la ciudad, abandonan progresivamente la idea de la planificación y de racionalización de la acción del Estado, la cual debería re-equilibrar las desviaciones y las irracionalidades urbanas provocadas por el funcionamiento del mercado. Por el contrario, la planificación urbana se realiza para fortalecer las dinámicas del mercado cuya expresión son los partenariados público-privados, en los cuales el Estado apoya política e institucionalmente las acciones privadas y subvenciona, estas, con fondos públicos para viabilizar las intervenciones urbanas. Esta es lo que yo llamo la “democracia directa del capital”, es decir, las decisiones sobre las intervenciones públicas y la transformación de la ciudad no son discutidas en la esfera pública sino que son negociadas entre el gobierno y las corporaciones privadas. Y, por otro lado, se encuentran las “legislaciones de excepción” que permiten eliminar los planes de saneamiento, los planes generales, los planes directores para favorecer las operaciones urbanas, es decir, para esta operación se hace una legislación especial, para esta otra se hace otra legislación especial, etc. Es lo que un urbanista francés llamó “urbanismo ad hoc”. Aquí se dan excepciones urbanísticas, favores urbanísticos de manera que el plan director es destruido por una fragmentación del espacio urbano según la necesidad del capital para las diferentes operaciones. La ciudad de excepción de la democracia directa del capital se realiza de manera plena y absoluta en la ciudad de los megaeventos que es lo que es Rio de Janeiro a día de hoy.
CC: La trasformación urbana que se está llevando a cabo en Rio de Janeiro se está encontrando con resistencias de la población. ¿Qué sectores son los más afectados por estas políticas urbanas?
V: En primer lugar, son afectadas por los grandes proyectos aquellas poblaciones que se ven obligadas a ceder el espacio debido a que los grandes proyectos quieren tierra y hay que limpiar el espacio. Limpiar material y socialmente, hacer una especie de limpieza social y étnica para que las grandes operaciones puedan ocurrir. En el caso de los grandes eventos deportivos, Olimpiadas y Copa del Mundo, los espacios para los estadios, los parques olímpicos, equipamientos semi-privados, equipamientos deportivos… Para ello, se produce una aceleración del proceso de expulsiones forzosas, de poblaciones que se encuentran en las fronteras de valorización del capital, de la promoción inmobiliaria. Rio enfrenta hoy unas expulsiones forzosas que suman cerca de cien mil personas directamente afectadas por los proyectos de la Copa del Mundo y de los Juegos Olímpicos. Esto se hace con una violencia brutal que recuerda a los periodos más duros de la dictadura militar en los que hubo muchos procesos de expulsión forzosa de favelas y de barrios populares para ceder el espacio a la especulación inmobiliaria. A principios de los años 70, en el periodo más duro de la dictadura, estos procesos provocaron la expulsión de alrededor de treinta o cuarenta mil personas. Ahora es más del doble. Esta es otra característica de la ciudad negocio, de la ciudad de la democracia directa del capital, de la ciudad de la excepción que muestra la forma violenta, brutal e ilegal de cómo se trata a las poblaciones más pobres de la ciudad. Esta violencia es otra característica de la ciudad negocio, de la ciudad que se exporta como imagen. Tiene que recurrir a la violencia interna para llevar a cabo ese proceso de producción de una imagen de exportación.
CC: Este modelo de producir y transformar la ciudad de Río está encontrando resistencias ¿cuáles son los movimientos de resistencia que se están produciendo?
V: A parte de la resistencia de los grupos localizados, amenazados o sujetos a las expulsiones, en 2013, algunos días antes del comienzo de la Copa Confederaciones de FIFA, se muestra cual es la opinión de la población sobre estos proyectos. En un mes y medio, cerca de 10 millones de personas han estado en las calles en más de 500 ciudades brasileñas. Por supuesto que Rio, una de las 12 sedes de la Copa del Mundo y sede de los JJOO, es donde hubo más gente en las calles. Más de un millón de personas salieron a la calle en un solo día. Fueron muchas las manifestaciones.
La ciudad salió a la calle para mostrar que no estaba de acuerdo con eso. Sin embargo, esto no quiere decir que fueran victoriosas. Estas movilizaciones fueron una manifestación expresiva de protesta de malestar, de insatisfacción con la ciudad que el gran capital corporativo de la ciudad negocio ofrece a la gente. La ciudad marca es para los turistas, no para sus habitantes que son los que construyen y producen la ciudad. Los habitantes no son los consumidores de la ciudad transformada en mercancía de exportación. En este sentido, las manifestaciones de protesta son impresionantes pero, también, muestra la frustración y la dificultad que hay de transformar esas manifestaciones y esa expresión autentica de insatisfacción en una alternativa política. Esto no es solo una realidad de Rio o brasileña, sino también, española, por ejemplo. Es un desafío para los movimientos que expresan ese malestar de la población, en general, de los jóvenes, en particular, de las poblaciones víctimas de las expulsiones y de la violencia de la policía, de la criminalización de los pobres, de la brutalidad con que la lucha contra el crimen organizado se transforma en un movimiento militar de ocupación y de combate a las clases trabajadoras más pobres.
Todas estas manifestaciones convergieron en las grandes manifestaciones de 2013 pero no produjeron hasta ahora una alternativa. En realidad, en Brasil, la situación política general es diferente ya que se suponía que el gobierno tenía una serie de compromisos con las clases trabajadoras y con las clases trabajadoras urbanas. Al mismo tiempo, tenía algunos compromisos de limitación y combate al gran capital y a las grandes corporaciones. Sin embargo, a lo que asistimos es al compromiso cada vez más profundo del Partido de los Trabajadores y de sus gobiernos con la transformación de la ciudad en mercancía. La población todavía vive en la frustración de descubrir que el gobierno y el partido, en el cual depositaron tantas esperanzas, no está presente en las luchas de la defensa de los derechos de los trabajadores, de los derechos de los ciudadanos, de los derechos a la vivienda, a la salud pública, a la educación… Los fondos públicos están concentrados en producir estadios para los grandes eventos que, en un país pobre como Brasil, es un despilfarro de fondos públicos que hacen faltan en los sectores sociales más desfavorecidos. Se podría concluir que es una protesta ante una situación de emergencia y una manifestación de frustración frente a expectativas que no se han cumplido.
CC: En España nos han llegado muchas imágenes de la erradicación de favelas, de grandes conflictos y enfrentamientos entre población y policía y, en muchas ocasiones estos territorios se encuentran en una especie de “Estado de excepción” ¿Qué se esconde detrás de la política de “pacificación de las favelas? ¿Qué intereses están ocultos tras esta política de “pacificación”?
V: Creo que la “ciudad de excepción” empieza en la relación entre el capital y el Estado, en la creación de una legalidad ilegal, de un “estado de excepción permanente” como definió Agamben. Nosotros vivimos en una ciudad de excepción pero no solamente por la violencia contra las poblaciones pobres sino por el hecho de existir de una legalidad específica: el urbanismo “ad hoc”, el urbanismo de los grandes proyectos, el urbanismo de las situaciones excepcionales para favorecer tal intervención o tal otra, es la ciudad, urbanísticamente, de excepción. Esta es una dimensión en la estructura de la relación entre Estado, capital y sociedad, que produce una situación de excepción. La violencia policial es otra dimensión de la excepción. La pacificación es un término ambiguo porque a lo que estamos asistiendo es a una política de ocupación militar de los barrios populares que, bajo el pretexto del combate a la criminalidad, se lleva a cabo un combate sin cuartel contra los pobres. ¿Por qué? Porque los pobres son siempre sospechosos. Las clases trabajadoras son siempre clases peligrosas. A lo que asistimos es a una situación de violencia permanente que desconoce los derechos ciudadanos básicos porque bajo el pretexto del combate a la criminalidad se vulneran todos los derechos de los habitantes de los barrios populares, periféricos y de las favelas. La policía puede entrar a tu casa cuando quiere, puede disparar cuando quiera. La policía siempre consigue transformar al trabajador muerto en un sospechoso, en un criminal. La policía actúa así en los barrios populares, sin embargo, sería inimaginable que actuara así en los barrios de clase media.
En este sentido, es muy interesante lo que pasó en las grandes manifestaciones de 2013 porque algunas se desarrollaron en las áreas de las clases medias y medias-altas de la ciudad y la policía actuó como actúa en los barrios populares. Y quizás, por primera vez, las clases medias descubrieron lo que es la acción policial en la ciudad ya que dispararon a sus hijos, no sobre los de los trabajadores pobres y negros de las favelas, sino sobre sus hijos y en sus barrios. Muchos son los jóvenes y niños que mueren, por las llamadas “balas perdidas”, en los combates entre las bandas criminales y la policía. Durante las manifestaciones se descubrió lo que eran los gases lacrimógenos, las pelotas de goma… La democratización de la brutalidad policial tuvo un significado político bastante importante en la ciudad pero, en realidad, eso no fue suficiente para crear una alternativa política suficientemente clara donde convergieran esos sentimientos, anhelos, frustraciones, proyectos…
CC: Para terminar, ¿se espera que haya protestas durante la celebración de los Juegos Olímpicos, como las que tuvieron lugar durante la Copa del Mundo? ¿Hay movimientos organizados?
V: Hay movimientos organizados. Y hay un cambio en la situación económica del país ya que hace 2 o 3 años se vivió una situación económica de crecimiento aceptable y de pleno empleo. Sin embargo, desde el año pasado, nos encontramos en una situación económica diferente. Hay problemas internos de gestión y de utilización de fondos públicos, casos terribles de corrupción que han salido a la opinión pública y, además, el gobierno del Partido de los Trabajadores entregó a la derecha más conservadora, monetarista y derechista la dirección de la economía nacional. No hay ningún banquero alemán más duro y más ortodoxo que el actual ministro de Finanzas brasileño. Nosotros ya tenemos la austeridad implantada, con una política de recorte brutal del gasto público y una reducción increíble del ritmo de la economía. Por lo tanto, estamos ante una situación nueva que no vivíamos desde hace 10 o 12 años y que ya empieza a reducir el empleo. Se ha producido un cambio en la situación económica general y un cambio en la situación política.
Respecto al cambio en la situación política está afectando la exposición del gobierno a problemas muy graves de corrupción y, también, porque entregó a la derecha económica más ortodoxa los sectores estratégicos de la economía. Por ejemplo, el ministro de Finanzas es un hombre del capital financiero, la ministra de Agricultura, una representante del agro negocio, el ministro de Industria estaba al mando de las grandes empresas industriales… es decir, los sectores estratégicos del gobierno están en manos de los sectores más reaccionarios y tradicionales de la sociedad brasileña. Por lo tanto, hay un cambio general en la coalición de poder y un cambio en el contexto político de la sociedad. Es difícil saber qué va a ocurrir, pero el sentimiento general es que caminamos hacia una agudización de las confrontaciones sociales y políticas pero no necesariamente en el mismo formato de lo que pasó en 2013.
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