De la segregación a la integración: Pasos confusos de la política de vivienda

Posted on Oct 16, 2015 in Desplazamiento, OPINIÓN, TEMAS de INVESTIGACIÓN
De la segregación a la integración: Pasos confusos de la política de vivienda

por Javier Ruiz-Tagle

Santiago ha sido una ciudad segregada desde su fundación; separando criollos de todo lo que sea indio, negro y mestizo; estableciendo planes urbanos que, voluntaria o involuntariamente, tendieron a separar la ciudad acomodada – limpia y embellecida –, de la ciudad pobre – antihigiénica y sin brillo. Posteriormente, la capital recibió las masivas migraciones de población pobre proveniente del campo, instalándose en comunas periféricas con un muy bajo estándar en sus viviendas y barrios.

La imposición militar del neoliberalismo hizo esta situación mucho peor. Primero, se desplazó a gran cantidad de pobres a través de las erradicaciones de campamentos, desde sectores acomodados a sectores marginales. Segundo, mediante la municipalización, se forzó a los municipios a prestar servicios básicos de educación y salud, generando así amplias desigualdades entre comunas ricas y pobres, y entre servicios municipales y servicios recientemente privatizados. Tercero, el Gran Santiago pasó de tener 16 a 34 comunas, en una subdivisión hecha bajo criterios de “homogeneidad social”. Esto es, si antes un barrio muy pobre pertenecía a una comuna de clase media-baja, ahora ese barrio era, por sí solo, una nueva comuna. Cuarto, las políticas sociales pasaron del universalismo a la focalización, generando nuevas diferenciaciones entre pobres y no-pobres, y de paso despojando a la clase media de cualquier protección del Estado. Y quinto, se inició, desde los años 80, una política masiva de vivienda social, vigente hasta hoy, apoyada por subsidios del Estado y créditos de la banca, la cual define la localización en los terrenos de menor valor de Santiago. Dadas las desigualdades territoriales ya existentes, la localización de la vivienda social fue aún más marginal, más alejada, y en condiciones urbanas más precarias. Desde los años 90, muchos de los barrios que antes habían sido centros de organización política, autogestión y dignidad social, dejaron de recibir apoyo de organismos no gubernamentales, y su cohesión y organización interna se fue degradando. Todo esto, sumado a prácticas policiales represivas y un fuerte apoyo de la prensa sensacionalista, llevó a que en los últimos años se comenzara a hablar de “guetos”.

Al respecto, los últimos gobiernos han establecido dos tipos de políticas: demoler “guetos” y dispersar a sus habitantes, y crear barrios “de integración”, en donde se mezclan viviendas sociales con viviendas de clase media-baja. Sin embargo, ninguna de estas políticas promueve la justicia social de manera directa, sino que solo buscan promover la diversidad social urbana como fin en sí mismo. Ambas políticas ya han sido implementadas en Estados Unidos, Europa, Australia y Sudáfrica. Y los estudios sobre estos casos han demostrado que si bien el entorno construido mejora, la pobreza, la desigualdad y las relaciones sociales siguen casi intactas. Los barrios socialmente mixtos son una criatura extraña: presentan un alto simbolismo de una ciudad menos segregada, pero están insertos en un contexto sociopolítico de desigualdades crecientes.

Una política apropiada entonces, no debiera actuar sobre los síntomas, sino sobre las reales causas, dinámicas y consecuencias de la segregación residencial. Se debería atacar tanto las desigualdades económicas como el fuerte clasismo chileno, ambas fuentes de diferenciación social y exclusión urbana. Se debería poner atención no solo en la concentración territorial de la pobreza, sino en la concentración de la riqueza, que es parte fundamental del mismo problema. Y se debería impulsar la redistribución de recursos y oportunidades en la ciudad, de modo de disminuir el impacto de las desigualdades entre comunas ricas y comunas pobres.

Javier Ruiz-Tagle

PhD en Planificación y Políticas Urbanas
Profesor Asistente
Departamento de Urbanismo, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile

1 Comment

  1. Karen Saavedra
    19 octubre, 2015

    de acuerdo. pero còmo lo hacemos?

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