Avanzar hacia una agenda urbana post-neoliberal en el contexto de Santiago de Chile

Posted on Feb 8, 2016 in OPINIÓN
Avanzar hacia una agenda urbana post-neoliberal en el contexto de Santiago de Chile
Fig 1. Foto del Campamento del Mapocho de la FENAPO entre junio-agosto de 2014.
Fuente: Fotos Santiago

Por Milena Bustos *

El modelo actual de producción de ciudad

Nuestras ciudades se rigen por un modelo neoliberal de producción. Construida por agentes principalmente privados en quienes el Estado delega sus funciones, terminan transformándose en otro recurso más a explotar por la clase capitalista dominante, que no se detiene a la hora de concebir el hábitat de los ciudadanos como un recurso explotable y monopolizable. Con el libre accionar del mercado sobre la ciudad, se construye una ciudad neoliberal que cuenta con mecanismos que cumplen diversas funciones, entre las que se pueden mencionar:

i.   Consolidan y aseguran la reproducción del libre mercado en el territorio.

ii.  Conservan el control de la ciudad (y en específico, de la centralidad) en manos del poder económico y político.

iii. Determinan la ubicación y distribución de los grupos sociales dentro de la ciudad.

Uno de los efectos que estos mecanismos generan al operar sobre la ciudad es el caso de la gentrificación, entendida como un proceso de acumulación por desposesión de extensiones de suelo. Como afirma López Morales:

“En suma, gentrificación por desposesión de suelo es mucho más compleja que grupos de diferente nivel de ingresos en conflicto por el uso de los mismos espacios centrales, o familias individuales enfrentando desplazamientos (como la narrativa usual que domina la corriente general de la gentrificación). En cambio, el proceso de cambio barrial y redesarrollo en el área metropolitana de Santiago comprende: a) la monopolización por una clase social de rentas de suelo potenciales; b) pérdida de valor y (en un alto grado)  valor de cambio experimentado por los propietarios o habitantes tradicionales; c) desplazamiento colectivo o indirecto debido a la disminución gradual de vivienda costeable disponible para los ocupantes más pobres con hijos, como una forma de ‘desplazamiento excluyente’ con incapacitación de ellos para encontrar un alojamiento alternativo equivalente en la ciudad; d) contradicción entre la clase trabajadora existente y la lógica urbana proempresarial, políticas, mercado y actores estatales que buscan renovar el espacio central de la ciudad”. (López Morales, 2010:163 traducción propia)

El autor se refiere a que no es un proceso arbitrario ni situaciones excepcionales, sino una tendencia generada por el Estado, principal agente gentrificador, que a través de una serie de mecanismos destinados a desregular el mercado de suelos, ceder espacios institucionales a la participación privada, y reducir la figura estatal al máximo,  entrega la ciudad a los privados para su desarrollo y transformación, quienes se preocupan de obtener el mayor provecho económico en desmedro del derecho a la ciudad y la construcción por sus habitantes que planteaba Lefebvre (1968).

Al pensar en la producción del espacio de la ciudad y quiénes efectivamente la llevan a cabo, nos encontraremos con la contradicción central del capitalismo, donde el capitalista se apropia de un producto que es fruto exclusivo del trabajo ajeno. Contradicción debido a que destruye el supuesto sobre el que descansa, en este caso, la ciudad constituye un producto socialmente producido, que sin embargo, es concebida como una propiedad individual, la cual además es monopolizada. Incompatibilidad entre producción social de la ciudad y apropiación capitalista.

Frente al escenario de ciudad creado por este modelo, surge la necesidad de recuperar este espacio como producto de nuestra sociedad con el objetivo de enfocar su desarrollo al bien común y público. Que la sociedad tenga soberanía sobre su territorio, y autonomía para orientar sus transformaciones. Que se conquiste el derecho a la ciudad.

Con respecto a este último concepto, aparece el importantísimo rol que deben jugar los académicos y teóricos en este proceso, al socializar y difundir conceptos que problematicen al respecto y ayuden a generar una mayor conciencia sobre la construcción de territorio y hábitat. Aunque en un movimiento por la recuperación de nuestras ciudades, el rol de los académicos no termina ahí, sino que forma parte de un trabajo permanente junto a los otros actores que construyen la ciudad en una suerte de amalgama entre teoría y praxis (los que estudian y teorizan sobre los procesos urbanos y los que los experimentan). Citando a Schafran:

Estamos demasiado desunidos, demasiado fragmentados, demasiado divididos, demasiado solos. Para aquellos que discutían que esta es una receta para el elitismo, esto es sólo porque en los últimos 50 años hemos fallado en mover la universidad – sociedades comunitarias más allá de la fase de proyecto, para desarrollar un espacio intelectual más amplio indefinido por la academia, para verdaderamente romper los muros entre aquellos quienes estudian lo urbano y aquellos que lo viven. Ya no hay excusa para esto”. (Schafran, 2014:322 traducción propia)

En este punto surge la interrogante de cómo estructurar una agenda post-neoliberal para conquistar este objetivo. Uso aquí conscientemente el “post” y no el correspondiente “anti” neoliberal, denotando la necesaria constitución de una realidad alternativa que supere el neoliberalismo, surgida a partir de la lucha anticapitalista actual, pero que no sólo permanentemente se oponga a este sistema (Schafran, 2014). A continuación se definirán los principios que se proponen para esta nueva estructura post-neoliberal.

Principios de una agenda urbana contra-hegemónica

Avanzar hacia una agenda post-neoliberal implica una lucha ideológica. Esto significa atacar por diferentes frentes tanto a la ideología en sí, como a sus manifestaciones e instituciones servidoras. Los principios propuestos se clasificarán en categorías de acuerdo a  las dimensiones o momentos de la ideología a derribar.

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Fig 2. Campamento Mapocho Rebelde. Junio-agosto 2014. Fuente: Fotos Santiago

Primera categoría: principios contra la doctrina neoliberal como complejo de ideas.

  1. Hacia una nueva conciencia del ciudadano como constructor de su hábitat.

Construir colectivamente el derecho a la ciudad exige una revolución en el pensamiento y la conciencia de sus ciudadanos. Para esto, se vuelve necesario replantear conceptos de ciudadanía, derechos y necesidades considerando el escenario actual.

Ir contra la falsa conciencia creada por el capitalismo, donde se concibe el territorio construido por la sociedad como un bien que puede ser explotado por la clase capitalista, negándoselo a parte de sus ciudadanos. Esto significa atacar a los aparatos ideológicos del Estado que reproducen y la transmiten. Ir contra lo que conserva el statu quo, que reproduce y naturaliza este sistema: la escuela, la familia, lo político, lo jurídico, lo cultural, los medios de comunicación.

Generar conciencia de ciudadanía, ampliando el concepto de trabajo (de formas industriales o fabriles al terreno más amplio) para diluir las distinciones entre luchas basadas en el lugar de trabajo y en el que se vive, al igual que la idea de que la clase y el trabajo están definidos únicamente por el lugar de producción y no por el de reproducción social, principalmente el hogar (Harvey, 2012:210). La unidad entre explotados es decisiva para la lucha anticapitalista.

Comprender además, que la ciudad tiene el potencial de servir como soporte para expresiones ideológicas implícitas y explícitas que pueden condicionar el comportamiento de la sociedad como ocurre con la publicidad. Una agenda anticapitalista debe luchar contra cualquier forma de adoctrinamiento que establezca como centralidad el consumo.

Segunda categoría: principios contra la creencia de la ideología neoliberal (ideología en su apariencia externa, instituciones, aparatos ideológicos)

  1. Eliminar obscena acumulación de capital mediante un Estado que regule la tenencia del suelo.

Se debe plantear el fin de la acumulación capitalista a costa del empobrecimiento de sus habitantes. En el ámbito urbano esto significaría poner freno a la acumulación por desposesión y las condiciones que dan origen a ella. Como menciona David Harvey,

[l]os problemas de la acumulación global de pobreza no se pueden afrontar, debería ser obvio, sin poner freno a la obscena acumulación mundial de riqueza. Las organizaciones contra la pobreza deben comprometerse a una política contra la riqueza y a la construcción de relaciones sociales alternativas a las que dominan en el capitalismo” (Harvey, 2012:187)

En Chile, el recurso del suelo debe administrarse por una autoridad mayor, que supere la administración municipal, que sólo genera competencia entre municipios por acoger inversión, y que no se enfoca en obtener beneficios para la sociedad ni en la construcción colectiva del hábitat urbano. Se debe abandonar esta vía en pos de un desarrollo unitario, que contemple una visión integral de territorio y soberanía. Que el desarrollo de las ciudades apunte a un objetivo común  que surja de la voluntad popular manifestada en los movimientos sociales urbanos.

  1. Generar mecanismos redistributivos

No sólo es necesario que el Estado impida la acumulación en manos del capitalista, sino que además establezca reglas para la distribución de la riqueza entre los distintos sectores del territorio con el objetivo de avanzar hacia la igualdad de oportunidades y al acceso de los beneficios que ofrece la ciudad.

  • Mecanismos redistributivos del territorio: Que el Estado adquiera la propiedad de extensiones de suelo en ubicaciones estratégicas y centrales, para destinarlos a espacio público o programas sociales. Que el Estado desarrolle programas para la explotación del suelo, considerando el potencial existente y teniendo como objetivo generar la integración social en el territorio.
  • Mecanismos redistributivos del capital económico: Recaudación impuestos por derechos a la explotación o capitalización del suelo, destinados a programas sociales de vivienda o transporte (Smolka, 2013).

Cabe recalcar que los programas de vivienda social también serían un mecanismo redistributivo del capital económico si se focalizaran a desarrollar terrenos metropolitanos sub o inutilizados, debido a la plusvalía que poseen los terrenos centrales y los medios por la cual esta se puede capitalizar.

Tercera categoría: principios contra el ritual de la ideología neoliberal (la ideología ‘espontánea’ que opera en el centro de la realidad social en sí)

  1. Generar movimientos crítica e intelectualmente formados. Creación de un movimiento social más amplio con autonomía del Estado.

Se vuelve imprescindible la creación de una lucha organizada por lo verdaderos forjadores de la ciudad. Un movimiento social amplio, que traspase los distintos sectores de la producción, que abarque tanto la teoría como la praxis del hecho urbano que representa la ciudad, es decir, tanto académicos como pobladores, estudiantes como trabajadores. Todos los actores que pueden contribuir a la transformación de la ciudad en beneficio de sus ciudadanos.

En este punto, es importante recalcar lo que postula Harvey (2012) cuando afirma que la lucha anticapitalista no debe organizarse únicamente en el proceso de trabajo (la explotación de clase no se limita al lugar de trabajo) y presenta la posibilidad de una rebelión de clase organizada a partir de solidaridades basadas en la ciudadanía común, en un sentimiento de pertenencia a un grupo con la fuerza necesaria para convertir en acción política la identidad ciudadana.

En este período, podemos afirmar que contamos con nuevos sujetos revolucionarios. El proletariado se ha transformado luego de la desindustrialización, adquiriendo una nueva fisonomía. Es necesario comprender la multiplicidad que presenta hoy en día la clase explotada, e incluir a sectores que históricamente han sido marginados (trabajo informal, carente de organización, etc).

Este movimiento debe construirse con autonomía del poder estatal, para evitar ser cooptado por la clase hegemónica, mediante la elaboración de espacios democráticos alternativos, del tipo asambleas populares en un comienzo, para luego dar origen a una estructura organizada a una escala mayor, federada y con una orgánica que permita a las bases empoderarse del derecho a construir su ciudad.

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Fig 3. Campamento Mapocho Rebelde. Junio-agosto 2014. Fuente: Fotos Santiago

Potencial existente para construir ciudad (Conclusión)

Derrotar la ciudad neoliberal es necesario no sólo porque representa un espacio apropiado por la clase capitalista, sino porque constituye el referente espacial de las relaciones sociales contemporáneas y además una herramienta que determina el tipo de sociedad que se construye. Podría afirmarse que la ciudad constituye un soporte de expresión y transmisión ideológica (hoy en día, soporte de la pancarta publicitaria y política hegemónica), por lo tanto, presenta un potencial que puede ser explotado en pos de la generación de la nueva conciencia ciudadana. Que la ciudad que se guía por los movimientos post-neoliberales, plasme sus valores en el espacio

Es necesario mencionar, además, que cualquier movilización anticapitalista tiene que consolidarse en determinado momento a un nivel más alto de generalidad, que luche por la conquista de derechos sociales y la participación en la construcción de nuestra sociedad.

* Por Milena Bustos
Licenciada en Arquitectura,
Ayudante del Departamento de Urbanismo, Universidad de Chile.

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Referencias

Harvey, D. (2012). Ciudades rebeldes: del derecho de la ciudad a la revolución urbana. pp. 171-223.

Lopes de Souza, M. (2006). Together with the state, despite the state, against the state: Social movements as ‘critical urban planning’ agents. City10(3), 327-342.

López Morales, E. (2010). Real estate market, state entrepreneurialism and urban policy in the ‘gentrification by ground rent dispossession’ of Santiago de Chile. Journal of Latin American Geography, 9(1), 145-172.

Shafran, A. (2014). Debating urban studies in 23 steps. City, 18(3), 321-330.

Smolka, M. (2013). Implementing Value Capture in Latin America: Policies and Tools for Urban Development. Cambridge, MA, USA: Lincoln Institute of Land Policy.

2 Comments

  1. Juan Méndez
    23 febrero, 2016

    Claramente un señor en estos días ganó un premio de arquitectura mundialmente reconocido, el principio es muy simple vivir en una ciudad con espacios para todos, los planes reguladores de las comunas necesariamente deberían acercar al obrero a su lugar de trabajo y no es muy difícil calcular los beneficios que tendría tener una nana de vecina en Vitacura, o una población, de obreros en el lado empresarial, pero una ciudad mal diseñada es lo peor y al final el costo social es para sus habitantes, no hay un organismo que proyecte una ciudad y obtenga los recursos para realizar los cambios necesarios con el dinero de las afp por ej. Se podría hacer mucho, el cuico que vive en las condes y trabaja en el centro quizás sufre la misma pérdida de tiempo para llegar a su trabajo.

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    • Contested_Cities Santiago
      23 febrero, 2016

      ¿Qué opinas entonces del segundo principio? ¿Y de su asociación con el primero y el tercero? ¿No crees que una reestructuración más integrada de la localización de las clases sociales en la ciudad tendería a volver a segregarse por la acción del mercado de suelo?
      Por favor, nos gustaría que te explayaras.

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