Consideraciones para la discusión de una agenda urbana post-neoliberal en Chile

Posted on Feb 18, 2016 in OPINIÓN
Consideraciones para la discusión de una agenda urbana post-neoliberal en Chile
Fig 1. Mural en Barrio Yungay.
Fuente: Santiagoteconozco

 

Por Gabriel Fuenzalida Fernández

La Política Nacional de Desarrollo Urbano de 1979 impulsada por el régimen militar chileno liberalizó económicamente el suelo (Chile, 1979), generando una serie de problemas territoriales ligados, principalmente, a como producimos la ciudad. Esto, en tanto al hecho de que la ciudad continúa siendo el campo principal donde se desarrollan todas las relaciones humanas, aunque, sin embargo, tras la liberalización del suelo, también hemos tenido que pensar en un nuevo elemento que entra a configurar con más fuerza la ciudad: el de la inversión, la renta y los bienes privados, principalmente desde el problema de la productividad económica del suelo, que lleva a considerarlo, en las ciudades neoliberalizadas, como una mercancía.

Sin embargo, tras 36 años y una política nueva (Chile, 2014), la concepción del suelo no ha cambiado y los problemas territoriales no han hecho sino empeorar: diversos barrios de Santiago (sino la ciudad completa) se están gentrificando, han aparecido diversos guetos en la periferia caracterizados por un muy bajo nivel de capital espacial o urbano, y los movimientos por la vivienda social han emergido con fuerza con demandas contemporáneas por la defensa de sus barrios pero a la vez continúan con demandas similares a las que existían en los años 60s y 70s, a saber derecho al suelo y buena localización.

La concepción de la Política Chilena del año 1979 era que el suelo no es un bien escaso; ello es una de las principales causas que generó un crecimiento explosivo de la ciudad (De Mattos, 2014), y, si de algo podemos estar seguros en este punto del crecimiento de Santiago, es que las políticas neoliberales no son tan fáciles de superar radicalmente. Será entonces, objetivo de este ensayo establecer, al menos desde una lógica discursiva, puntos en base a los cuales considero debe continuar la discusión y acción con respecto a la ciudad con el fin de superar la mentalidad y la política neoliberal.

Creo que es importante establecer una estructura política para poder cumplir esta tarea, por lo cual me ceñiré a la estructura determinada por Arendt (1993) bajo el concepto de Vita Activa, que responde a las “condiciones básicas bajo las que se ha dado al hombre la vida en la tierra’’, que corresponde a la labor, o lo inherentemente biológico al ser humano (‘todo lo necesario para la preservación de la especie’’), el trabajo, o lo referente a la producción de su medio artificial, y la acción, referente al hecho social, de que las personas son más de una y actúan políticamente en tanto a esta pluralidad. Fuera de esta Vita Activa, que en el caso de este texto referirá al como producimos las ciudades, también es necesario considerar la Vita contemplativa, que responde a la teoría, o, más acotado a este caso, en el cómo pensamos las ciudades.

Dentro de este ámbito de reflexión, creo, en un primer punto, que debemos considerar las ciudades como un todo, en lugar de la suma de sus partes. Desde la aplicación de la PNDU de 1979, muchos de los organismos administrativos que componían la ciudad se vieron fuertemente fragmentados, como es el caso de la progresiva municipalización de las ciudades del país. Así el gobierno perdió progresivamente su peso dentro de esta discusión, como es el caso del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Es necesario volver a reestablecer un organismo central que planee la ciudad como un todo, en lugar de la actual suma de diversos micropoderes que regulan áreas urbanas mínimas.

Al igual que en la ciudad misma como caso de estudio, como sociedad necesitamos, comenzar a pensar en los estudios urbanos más como una disciplina que como un campo” (Schafran, 2014). Los campos desde los cuales se discute la ciudad están en este momento profundamente fragmentados, lo cual ocurre por la consideración de los estudios territoriales como un submundo de muchas áreas, en lugar de una gran área compuesta de una complejidad gigante de disciplinas. Es por esto que en el campo profesional de los estudios territoriales vemos muchos especialistas de distintos tipos[1], sin embargo sin una persona que haya sido preparada para los estudios urbanos desde el inicio de su concepción académica en Chile. Es necesario bajar del posgrado al urbanismo, y llevarlas quizás incluso a la educación escolar, para lograr una concepción más universal de la importancia de la ciudad.

Un último punto a considerar dentro de la reflexión teórica de la ciudad, que nace de la concepción de la ciudad como un ente multidisciplinar, es que al pensar la ciudad, es necesario que tengamos en cuenta el marco político y económico en el cual se está desarrollando la ciudad. El caso de que la gentrificación haya sido un descubrimiento (Glass, 1964) en una ciudad con un mercado de suelos definido por el modelo neoliberal nos dice que al pensar nuestras ciudades con una profundidad política y económica mayor, será posible entender estos procesos que se desprenden de la política urbana, y quizás en un punto preverlos. Como cita Schafran a Harvey en su artículo Debating urban studies in 23 steps (2014):

“Vale la pena recordarnos la más sabia máxima de David Harvey, formulada hace más de cuarenta años: ‘Nuestro objetivo es eliminar los guetos. Entonces, la única política válida con respecto a este objetivo es eliminar las condiciones que hacen que esta teoría [Teoría de la distribución de la renta de Von Thünnen] sea real’”[2]

Ahora más que nunca es necesario que dejemos de pensar en solucionar los efectos de un sistema económico en el territorio y comencemos a pensar en cómo cambiar el sistema que da origen a estos efectos socialmente injustos.

Ya en el ámbito de la práctica, o de la Vita Activa, considero que hay tres discusiones base que deben entrar (o volver a entrar) a la discusión general de la ciudad:

En un primer caso, la vivienda debe volver a ser el centro de la discusión en torno a la cual se produce la ciudad. La vivienda es un elemento necesario, tanto biológica como antropológicamente, y su condición de derecho humano debe ser respetada en todas y cada una de las ciudades. En tanto la discusión de la ciudad no logre superar el problema básico de la ciudad -la habitación- y generar una suerte de justicia social base, cualquier otro intento de justicia social no tendrá fundamento.

Junto a esta consideración, no sólo lo necesario para la existencia debe guiar la discusión. Con el tema de la vivienda es necesario considerar la producción del entorno artificial de los ciudadanos, es por esto que debemos considerar los aspectos del entorno en el cual vivirán las personas, desde un enfoque que permita el acceso universal a la centralidad. Una concepción de centro único de la ciudad ya ha sido demostrada como ineficiente para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, por lo cual debemos pensar en la aparición de nuevos centros urbanos que transformen las diversas unidades barriales en un verdadero sistema urbano, donde todas las personas tengan, al igual que un derecho a la vivienda, el derecho a un territorio que responda a sus necesidades.

Sin embargo, no solo es necesario considerar lo inherente a la biología del habitante (la necesidad de vivienda) y el medio artificial en el que este se encuentra (la discusión sobre la centralidad y el capital espacial), sino que también tenemos que pensar en el hecho de que las personas viven en comunidades, y la ciudad debe tener, como objetivo claro, el pleno derecho de cada uno de sus habitantes de existir en paz, tomando en cuenta su individualidad en la sociedad. Sin embargo, hasta el día de hoy, la ciudad ha sido pensada para un individuo normalizado[3], ignorando las necesidades de todos sus habitantes que no entran dentro de esta categoría. Siguiendo a Carrasco (2014), considero que la ciudad, al generalizar a sus habitantes, produce diversas heterotopías (Foucault, 2004) donde estos individuos otros son progresivamente agrupados e invisibilizados del panorama urbano. Creo que gran parte de su configuración como “lo otro” nace desde esta invisibilización. Es por esto que tenemos que comenzar a pensar nuestras ciudades en pos de la convivencia de la diversidad de sus habitantes¸ y dejar de pensar en un individuo genérico, como hacían los arquitectos y urbanistas del movimiento moderno.

En resumen, dentro del marco de la teoría y del como pensamos la ciudad:

  • Debemos considerar la ciudad como un hecho colectivo, como un todo, en lugar de la suma de muchas sub-unidades urbanas sin una organización central. Es necesario volver a una organización que determine la evolución de la ciudad como conjunto, y dar prioridad en esto a organismos estatales más que a los intereses privados.
  • Debemos comenzar a “tratar al urbanismo como una disciplina, en base a una fundación teórica integral.” Necesitamos menos economistas con mención en economía urbana y más urbanistas con especialidad en economía. (Schafran, 2014)
  • Es necesario estudiar profundamente los efectos de los sistemas económicos y políticos que definen la ciudad, para lograr una comprensión de las consecuencias que estas puedan tener en el espacio urbano, y tenerlas en cuenta al pensar la ciudad.

Mientras que en el marco de la acción en la producción de la ciudad:

  • Debemos volver a poner la vivienda en el centro de la discusión, y, junto con esto, considerar la vivienda como un problema que excede al edificio, entendiendo dentro de los temas más importantes a tratar aquí la centralidad y el acceso a territorios de buen capital espacial.
  • Es necesario, también, desestructurar el sujeto hacia el cual se piensa la ciudad, para configurarla desde la diversidad de sus habitantes, promoviendo la heterogeneidad cultural.

Por Gabriel Fuenzalida Fernández

Licenciado en Arquitectura de la Universidad de Chile

gabrielfuenzalidafernandez@gmail.com

 

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Notas:

[1] Entre otros profesionales que pueden dedicarse a estudiar la ciudad (de ahí la crítica) encontramos Arquitectos, Ingenieros, Economistas, Geógrafos, etcétera

[2] Traducción libre realizada por el autor. Del original “It is worth reminding ourselves of David Harvey’s (1973) wisest maxim -itself now more than 40 years old:‘Our objective is to eliminate ghettos. Therefore, the only valid policy with respect to this objective is to eliminate the conditions which give rise to the truth of the theory’” (Harvey apud Schafran, 2014).

[3] Hombre, blanco, nacido en territorio nacional, clase media, heterosexual, sin discapacidades físicas, con familia o con un proyecto de tener una, además de muchas otras categorías que buscan “homogenizar” al individuo urbano

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Referencias:

ARENDT, H., & Cruz, M. (1993). La condición humana (Vol. 306). Barcelona: Paidós.

CARRASCO, F. (2014). Heterotopías urbanas como expresión de identidades en la era post-urbana. Seminario de investigación  Facultad de arquitectura y urbanismo Universidad de Chile

CHILE. Ministerio de Vivienda y Urbanismo. (1979). Política Nacional de Desarrollo Urbano.

CHILE. Ministerio de Vivienda y Urbanismo. (2014). Política Nacional de Desarrollo Urbano. Disponible en http://cndu.gob.cl/wp-content/uploads/2014/10/L4-Politica-Nacional-Urbana.pdf

DE MATTOS, C., Fuentes, L., & Link, F. (2014). Tendencias recientes del crecimiento metropolitano en Santiago de Chile:¿ Hacia una nueva geografía urbana?. Revista INVI, 29(81), 193-219.

FOUCAULT, M. (2004). Des espaces autres.

GLASS, R. L. (1964). London: aspects of change (Vol. 3). MacGibbon & Kee.

HARVEY, D. (2013). Ciudades rebeldes: Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Ediciones Akal.

SCHAFRAN, A. (2014). Debating urban studies in 23 steps. City, 18(3), 321-330.

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