Resumen
La ciudad de Alto Hospicio comienza su existencia Urbana a finales de la década de 1980 como consecuencia de una serie de migraciones de los grupos más precarizados de la Región. Se constituye en un caso relevante, al ser uno de los asentamientos urbanos marginales que surgieron en la fase de consolidación del modelo neoliberal en Chile, albergando a los sectores más desfavorecidos económicamente, perteneciendo hoy en día, un 64,2% de la población comunal al estrato socioeconómico caracterizado como muy bajo (Trivelli, 2015, pág. 107). Su proceso de desarrollo se evidencia en el fuerte crecimiento demográfico experimentado entre 1992 y 2002, en que su población incrementó en 10 veces, superando los cien mil habitantes en la actualidad (INE, 2012).
Se funda en el año 2004, y hasta entonces su principal forma de crecimiento es en extensión. De igual modo, desde los años 90’ se han desarrollado una serie de proyectos de viviendas sociales que dan a la ciudad una imagen urbana caracterizada por viviendas pareadas de bloques, además de las tomas de terreno que se han ido reproduciendo en la periferia, aparecen zonas de reconfiguración donde se ha comenzado a edificar en densidades mayores configurándose nuevas áreas residenciales para las clases medias.
Se evidenció en este estudio una serie de patrones que dan cuenta de una ciudad fundada por el desplazamiento de las familias más pobres que se convirtieron en propietarios de suelo urbano a través de subsidios del Estado, uno de los elementos fundamentales para comprender el rol que tendrán en la actual fase de reconfiguración Socioespacial, junto con la población perteneciente a la etnia Aymara que entre 1950 y 1970 se había instalado en la meseta (Vásquez-Trigo, 2004) y que en los 90’ se constituyen como comerciantes agrícolas, siendo desplazados de las parcelas a la urbe, y convirtiéndose en la actualidad en uno de los principales móviles en las dinámicas de producción inmobiliaria.