ABSTRACT
Este artículo habla del revanchismo chilango: un revanchismo semejante al que describió Neil Smith (1996) en la ciudad de Nueva York, pero que ha adquirido matices particulares en la Ciudad de México. Para ello, me dispongo a analizar la implementación del Programa para la Rehabilitación de Espacios Públicos, Infraestructura y Equipamiento Urbano Mediante el Control de Estacionamiento en la Vía Pública del Distrito Federal, conocido también como ecoParq, con el cual el gobierno capitalino, en asociación con la iniciativa privada, instaló parquímetros en los barrios que tienen un número elevado de viajes en automóvil con el objetivo de contribuir a crear una imagen más atractiva como ciudad empresarial (Harvey, 1989), gracias a las ventajas de movilidad, económicas y ambientales de estos aparatos (ITDP, 2012). No obstante, la instalación de estos dispositivos en la Ciudad de México supuso tener, además, otra ventaja: “recuperar las calles y banquetas”, es decir, el “espacio público” que estaba desordenado por el exceso de automóviles que, en muchos barrios, son gestionados por un actor urbano: los franeleros o cuidacoches.
Sin embargo, entre los vecinos hubo descontento porque no todos estaban dispuestos a pagar por hacer uso de la vía pública como estacionamiento; por ello, este Programa se sometió a consulta ciudadana. Para convencer al electorado, los vecinos a favor del Programa utilizaron el discurso de la privatización del espacio público para que la gente votara sí en contra de los franeleros. Este es el contexto que nos ayuda a profundizar en el desplazamiento que sufrieron estos ciudadanos que perdieron su empleo para dejarle espacio a la iniciativa privada.
El resultado: un revanchismo chilango que, a diferencia del neoyorquino, fue trasladado a su población para que fuera ella misma la encargada de deshacerse de las personas indeseables que no embonan con la imagen de una capital global; que ya no pone atención en la vivienda sino en el control de los usos del espacio público, y que su escala, como ideología política, ha permeado desde los países (revanchismo francés del siglo XIX) hasta los barrios (revanchismo chilango).