ABSTRACT
En 2011, miles de estudiantes llenaron las principales calles de las grandes ciudades chilenas para exigir una profunda transformación del sistema educativo, una de las principales reformas de la dictadura de Pinochet. Al igual que los estudiantes de Quebec, Londres o Ciudad de México, el movimiento estudiantil chileno ha estado luchando contra los efectos perniciosos del neoliberalismo en el sistema de educación, con el objetivo de recuperar el sentido publico de la educación.
Debido a la fuerza de estos movimientos radicales, comprender su emergencia ha generado gran interés entre los estudiosos de los movimientos sociales urbanos. En Chile, la mayoría se ha centrado en el proceso de neoliberalización de la educación para buscar explicaciones. Sin embargo, pocos han abordado la cuestión de cómo se forjaron históricamente las ideas de este movimiento, y los lugares y los actores involucrados en este proceso más allá de las instituciones educativas. En este contexto, a pesar de que el movimiento estudiantil chileno ha abierto nuevas posibilidades para resistir la hegemonía neoliberal introducida por la dictadura de Pinochet, ha sido analizado principalmente como un fenómeno reciente, ideológicamente homogéneo, y espacialmente neutro.
Siguiendo una lógica socio-espacial de análisis de los movimientos sociales urbanos radicales, en este paper propongo que la formación de la conciencia crítica de este movimiento, especialmente el movimiento que articula a los estudiantes secundarios, está íntimamente relacionado con la crisis de la equidad de las metrópolis chilenas. Particularmente, analizo cómo diferentes procesos socio-espaciales desencadenados por decisiones autoritarias del gobierno militar, y reafirmadas durante el proceso democrático post-dictatorial, han dado forma tanto las demandas particulares del movimiento secundario, como a sus divisiones ideológicas internas (a saber, radicales y moderados).
De esta manera busco demostrar que el movimiento estudiantil chileno, junto a otros movimientos estudiantiles radicales, debiesen recibir más atención por parte de los estudios urbanos críticos. Su análisis desde una óptica socio-espacial entrega lecciones de gran relevancia teórico-política para entender cuan conflictiva es en la práctica la tarea de derribar el paradigma neoliberal dominante en la gestión urbana y, por ende, el desafío de alcanzar una distribución más igualitaria de oportunidades en la ciudad.