ABSTRACT
La ciudad latinoamericana en su intento de regresar a la ciudad “consolidada”, después de la crisis inmobiliaria en las periferias, dejó entre otras cosas un territorio fragmentado, y en conflicto permanente. Que si bien, se reconoce que desde antes de la intensa urbanización a partir de los megaproyectos de principios del siglo XXI, ya coexistían condiciones desiguales en la periferia, fue la industria inmobiliaria, legitimada por las políticas urbanas la que terminó por polarizar a la ciudad y su región, consolidando el pesimismo sobre la ciudad como sinónimo de bienestar colectivo.
Esta fragmentación y conflictividad del territorio, es sin duda un síntoma para entender el nuevo orden urbano, o por lo menos el latinoamericano, a partir de las lógicas de la globalización que consolidaron una nueva fase de acumulación territorial del capital. Bajo esta dinámica urbana, las ciudades medias en México, como lo es Mérida, presentan una contradictoria dualidad, que advierte un futuro conflictivo por la urbanización a través de la desposesión. Donde se consolida una ciudad conectada globalmente pero fragmentada localmente, que incrementa su posicionamiento urbano en la región Centroamérica-Caribe y simultáneamente incrementa la vulnerabilidad socioeconómica de a su población.