Neoliberalismo urbano y configuración socioespacial

Neoliberalismo urbano y configuración socioespacial

Contribuciones de Contested Cities al XIII Coloquio Internacional de Geocrítica
Khalil Esteban – Contested_Cities Buenos Aires

(2/3) Neoliberalismo urbano y configuración socioespacial

Entre el 5 y 10 de mayo de 2014 se desarrolló en la Universidad de Barcelona el XIII Coloquio Internacional de Geocrítica, denominado “El control del espacio y los espacios de control”. El Coloquio contó con 22 sesiones en las que se discutieron cuestiones relacionadas al poder y su ejercicio, con especial atención en las múltiples formas de control que se ejercen en la época contemporánea sobre la sociedad y el espacio. El acceso al programa completo puede encontrarse aquí.

14 investigadores de la red Contested_Cities formaron parte del Coloquio, presentando 9 ponencias individuales y colectivas en 7 sesiones distintas. Contribuyendo al interés de la red por discutir las consecuencias de la neoliberalización urbana, tres trabajos se propusieron analizar la expresión socioespacial de las políticas urbanas de los últimos años en Buenos Aires y Madrid, incorporando y desarrollando conceptos como empresarialismo urbano o urbanismo inmobiliario, e incluyendo reflexiones sobre la producción de seguridad, la construcción de hegemonía discursiva y el desarrollo de la ciudad inmobiliaria.

Puerto madero3En la séptima sesión, denominada “La ciudad cerrada y el control del crecimiento urbano” la presencia de investigadores de Contested_Cities introdujo la discusión respecto al caso Puerto Madero, de la Ciudad de Buenos Aires. En primer lugar, Khalil Esteban (del nodo Buenos Aires) realizó un análisis de la organización del espacio en Puerto Madero, las formas de vigilancia y control social allí presentes y la experiencia urbana resultante. El autor hizo énfasis en recuperar la dimensión histórica local para dar cuenta de los elementos que permiten caracterizar una especial morfología urbana y, en tal sentido, recuperó tres historias del puerto: la primera de ellas relacionada a la construcción del puerto a fines de siglo XIX y su pronta obsolescencia, que dejó como saldo la recuperación de terrenos ganados al río sin utilización; la segunda de ellas relacionada con la inauguración del paseo Costanera Sur que fuera durante décadas centro de recreación de las clases populares; y la tercera de ellas la espontánea creación de una reserva natural sobre escombros tirados al río tras un pretensioso plan de construcción de autopistas durante la última dictadura militar. En ese espacio de continuas intervenciones urbanas y posteriores abandonos, finalmente, se establecieron sucesivamente un asentamiento precario denominado Rodrigo Bueno y el conocido proyecto Puerto Madero, que implicó la reconversión física y funcional del área portuaria abandonada y estratégicamente localizada, destinada a alojar usos mixtos orientados a una demanda de alto poder adquisitivo. Retomando distintas tradiciones de estudios sobre el policiamiento y la seguridad, el autor presentó su propia definición de producción de seguridad, en la que incluye no sólo el conjunto de dispositivos que procura generar un ámbito resguardado para la circulación de bienes y personas, sino también la producción de fronteras materiales y simbólicas que excluyen a ciertas categorías de la población de espacios reservados. De esta manera, la presencia de distintas fuerzas policiales, dispositivos tecnológicos de seguridad y cierto diseño del control, se conjugan con una retórica de la seguridad que refuerza las barreras simbólicas que legitiman una determinada cultura y su estilo de vida, encubriendo las relaciones de poder que le dan origen. El acceso al artículo completo puede encontrarse aquí.

Puerto madero2A continuación, Jorge Sequera presentó la investigación realizada junto a Elvira Mateos (ambos del nodo Madrid) en sus respectivas estancias de campo en Buenos Aires, analizando la construcción de hegemonía discursiva en el barrio de Puerto Madero. En su trabajo resaltan el contraste entre la construcción simbólica del “buen uso burgués” del espacio público de la highclass y su narración del sujeto legítimo –el civilizador-, frente a las prácticas del everydaylife de las clases populares que se acaban convirtiendo en un auténtico freno a esa producción de subjetividad urbana de arriba hacia abajo. Los autores parten de la constatación de que el espacio público en Puerto Madero está siendo cada vez más regulado, tratando de evitar sus usos “alternativos” o tradicionales –culturales–; creándose o afianzándose espacios excluyentes, espacios públicos “privados” o espacios semipúblicos posibles. Este proceso incluye, por ejemplo, la instalación de parquímetros para limitar el uso de los aparcamientos por parte de habitantes que no son del barrio, la videovigilancia y la geoprevención, también llamada “prevención del crimen a través del diseño ambiental”. En definitiva, las políticas urbanas neoliberales concentran sus esfuerzos en resignificar el espacio urbano a través del sentido del gusto de las clases medias y medio-altas, en el que prima un uso hedonista y comercial frente a otros (proceso en el cual los vecinos de Puerto Madero cumplen un papel importante en la imposición de las reglas que buscan “ordenar” dicho espacio público). Ahora bien, en el análisis de la vida cotidiana en el paseo de la Costanera Sur (y también en las prácticas de los habitantes del asentamiento Rodrigo Bueno), con las chacareras callejeras, los músicos ambulantes y los puestos de ropa en el suelo, pueden vislumbrarse intentos por contrarrestar los efectos del neoliberalismo, así como también de mostrar la posibilidad de generar nuevas condiciones sociales en los barrios. Y es en ese sentido que las actividades populares pueden interpretarse como una articulación contrahegemónica en contra y más allá de la neoliberalización urbana, y que constituyen nuevos actores que desarrollan y producen geografías alternativas de ciudadanía.

Madrid_preciosAPEEva García Pérez (del nodo Madrid), presentó el trabajo realizado junto a Cristina Fernández Ramírez, que ofrece una reflexión sobre el mercado inmobiliario como forma hegemónica de hacer ciudad. Las autoras parten de la premisa de que en los últimos años se consolidó un modelo de desarrollo urbano en el cual el mercado inmobiliario resulta el único gestor de la satisfacción de la necesidad de vivienda, implantando una suerte de “ciudad inmobiliaria”. En su recorrido interpretativo, destacan el momento histórico a partir del cual se produce una integración cada vez más estrecha entre el capital financiero y la propiedad inmobiliaria, en tanto momento clave que facilita la intervención sobre el mercado del suelo y posibilita las intervenciones urbanas. Entre las consecuencias finales de este proceso, observan cómo las administraciones locales y municipales pasaron a funcionar como una máquina inmobiliaria, obteniendo una gran parte de la financiación local con ingresos procedentes de los gravámenes a estas operaciones. Al analizar el caso de Madrid, las autoras describen cómo la región concentró gran parte del boom inmobiliario español del período 1996-2007, durante el cual se construyeron casi medio millón de viviendas de la mano de un proceso de financiarización de las economías domésticas y de una legislación que promovía la liberalización del mercado de suelo amoldándose a sus agentes de desarrollo. Dos consecuencias palpables de este proceso son la grave crisis habitacional (caracterizada por la dificultad del acceso a la vivienda, la (in)capacidad de permanecer en la misma y la calidad en el ejercicio del derecho habitacional), y un espacio social cada vez más segregado y estratificado (en tanto los efectos han golpeando de modo más severo a las zonas más vulnerables de la ciudad, acentuando la diferencia histórica entre el norte, el sur, lo central y lo periférico). Los datos empíricos expuestos en el trabajo muestran, en fin, un Madrid más segregado donde la movilidad socioespacial queda cercenada y los espacios -consolidados como representaciones económicas- aparecen de un modo más depurado; sin indicios de que en lo sucesivo esta deriva inmobiliaria del urbanismo cese en su condición hegemónica del modo en que se produce la ciudad.

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