Madrid: dos propuestas de visita a sus paisajes devastados

Madrid: dos propuestas de visita a sus paisajes devastados

Un estadio público demolido, enormes solares en medio de la nada, barrios llenos de escombro y  sin urbanizar, esqueletos de construcción o edificios vacíos son algunos de los frutos de la caída de un modelo insostenible. Algunos lugares de la ciudad de Madrid tras la crisis son la imagen de un paisaje devastado por la codicia y la mala gestión de sus poderosos (la imagen de cabecera pertenece al proyecto increasis de Todoporlapraxis).

¿Cómo se gestó este modelo de Madrid global?¿Cuáles son las consecuencias sociales de su éxito y su posterior derrumbe? Son algunas de las preguntas que tratan de contestar las dos propuestas que ofrecemos hoy aquí. Dos iniciativas, una en forma de vídeo (de La Tuerka) y otra en formato editorial (Observatorio Metropolitano), que nacen del interés por explicar y luchar contra un modelo que ha gobernado y devorado la ciudad de Madrid durante quince años.

Han puesto las herramientas urbanísticas al servicio de la producción de plusvalías,

de suelo, de construcción….Y las personas han quedado fuera.

 Isabela Velázquez, urbanista

Todo comenzó allá por 1995, cuando el crecimiento económico sirvió de pistoletazo de salida a un nuevo modelo de desarrollo agendado a golpe de ladrillo: infraestructuras viarias, edificios monumentales y miles de viviendas brotaban por doquier. Los grandes ganadores de esta operación fueron las constructoras, las promotoras y los bancos: seis constructoras se  llevaron la mitad del presupuesto del ayuntamiento (Jorge García, IU) . Madrid crece y se abre al mercado mundial. Con la llegada a partir del 2007 del estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis el modelo se viene abajo, no sin dejar un escenario complicado en muchos sentidos.

Por un lado quedan unas arcas públicas casi vacías, con una deuda que ha aumentado exponencialmente y unos presupuestos colapsados. Por otro lado, nos queda un gran paisaje de espacios infrautilizados y un nivel muy alto de privatización. De estas cuestiones da buena cuenta el paseo que ofrece el documental, en el que diversos activistas sociales nos explican esos enormes fracasos urbanísticos in situ, desperdigados por diversos lugares de la ciudad de Madrid.

Pero lo más importante del escenario tras la caída de este paradigma es que heredamos de todo ello un modelo social y territorial totalmente polarizado: una ciudad aún más desigual. Para frenar este desastre hace falta devolver la ciudad a sus ciudadanos y ciudadanas, y para ello es fundamental abrir un debate público, tener instrumentos de planificación y una política fiscal seria (Emmanuel Rodríguez, Observatorio Metropolitano), así como apoyar todas las iniciativas que vengan desde abajo. Si la ciudadanía no está detrás, los poderes fácticos no van a hacer un urbanismo para los ciudadanos (Isabela Velázquez).

 

Para saber más: Paisajes devastados. Después del ciclo inmobiliario: impactos regionales y urbanos de la crisis (de Traficantes de Sueños)

 

libro paisajes devastados

Entre 1995 y 2007 la economía española creció más que cualquiera de las economías de los otros grandes países de la Unión Europea: se crearon siete millones de empleos, el consumo de las familias se multiplicó por dos y el país pareció reincorporarse al club de los Estados más ricos y modernos del mundo. Entre 1995 y 2007 la economía española creció más que cualquiera de las economías de los otros grandes países de la Unión Europea: se crearon siete millones de empleos, el consumo de las familias se multiplicó por dos y el país pareció reincorporarse al club de los Estados más ricos y modernos del mundo. En la base de este crecimiento se encontraba una espectacular expansión del crédito, la construcción de más de 600.000 viviendas al año y unos incrementos anuales de los precios inmuebles siempre superiores a dos cifras; esto es, la mayor burbuja financiera del planeta. Para las ciudades y regiones españolas este crecimiento pasó por un nuevo «renacimiento urbano»: construcción de barrios, renovación de los centros urbanos, inversiones milmillonarias en aeropuertos, autovías y ferrocarriles; paisajes de prosperidad y riqueza que hoy parecen las ruinas de una era de cartón piedra.

La crisis nos ha mostrado, en efecto, una imagen muy distinta. A los desahucios y la destrucción de empleo se les ha sumado el mayor ataque sobre el gasto social que haya vivido el país en su historia reciente, un rápido empeoramiento de los servicios urbanos y un endurecimiento generalizado de las condiciones de vida. Una coyuntura en la que este libro se propone intervenir a partir de algo solo aparentemente modesto: el análisis de los efectos locales del ciclo inmobiliario y su crisis posterior.

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